Sentiversos: Libertad

02 noviembre 2015

Libertad

Libertad. Un término que siempre me representó, aunque parezca contradictorio, de pequeña no podía conocer el mundo, de hecho, hasta que no tuve catorce años no disfruté de la oportunidad de ver lo que pasaba fuera de casa. Desde la primera vez que salí de casa quedé hipnotizada por la vida, la libertad me llamaba a gritos y mi insaciable curiosidad por conocer cosas nuevas y aprender de nuevas experiencias me empujaba en una corriente de emociones. Diría que esa fue la edad en la que la libertad me cautivó y se apoderó irremediablemente de mí. Cuando había problemas en casa sólo bastaba con encerrarme en mi habitación, abrir la ventana silenciosamente, coger papel y lápiz y salir volando.
La primera vez que lo hice estuve a punto de aterrizar en el jardín de casa, casi beso el suelo con la cara, no sé cómo tuve el valor de salir y tirarme en caída libre sin mirar. Pero lo más sorprendente no es eso, sino que justo a diez centímetros del suelo pude controlar mi vuelo, desplegar mis alas y comenzar a elevarme, más, más, más alto, hasta alcanzar a las gaviotas y volar con ellas a través de mis sueños
¿Cómo describir la sensación de libertad que invadió mi cuerpo?

Me resulta imposible, sólo se trata de sentirlo, sólo así se puede comprender, sólo experimentando se puede sentir. La libertad más pura se abría paso a través de la pluma y mis alas me la brindaban como un regalo de la vida.

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