A veces me imagino un mundo perfecto,
en el que reina la paz y todo el mundo se da la mano sin discriminar a nadie
por ningún motivo. A veces imagino un mundo en el que no existen las
injusticias, en el que no existen las armas y los países viven en armonía.
Luego abro los ojos y veo que todo lo que imaginaba no era más que eso, una
dulce imaginación, como la de John Lennon y su canción. Cuando abro los ojos veo
países entrando en guerras por dinero, por poder, por política. El mundo
capitalista en el que vivimos nos hace ver a las personas como objetos, como instrumentos
para conseguir un bien que muchas veces es material y se traduce en dinero.
Todo gira en torno a los billetes y ese es el mayor enemigo de una sociedad.
Una sociedad en la que las mentes de la gente gira en torno al hecho de que el
ser depende de aquello que se tiene, y que, por tanto, cuanto más se tiene,
mejor o más importante se es, es una sociedad destinada al suicidio inminente.
Ya que dicha sociedad matará y dará la vida por conseguir aquello que le otorgue
más poder y más dinero, por tanto, esa sociedad no se parará a mirar por los
pequeños detalles importantes: la vida, la humanidad, los derechos, las
necesidades, los valores, la moral, la ética, los principios, la solidaridad,
la igualdad, la fraternidad y la libertad, esa sociedad se verá ennegrecida y
desalmada por el egoísmo, el egocentrismo, el odio, la codicia, la ambición, el
materialismo, la insensibilidad, la violencia, las guerras y la desigualdad, lo
cual lleva a realizar ciertas acciones que no son nada éticas y que atentan de forma
directa o indirecta contra los derechos humanos. Matar, engañar, manipular...
son acciones muy comunes que pueden llevar a cabo gobiernos y políticos para
conseguir sus propósitos: ser los reyes del universo y manejar el mundo a su
antojo. Desde pequeño nos imponen leyes, normas, costumbres, tradiciones,
religiones, algunas de estas cosas son buenas, otras, no tanto. Muchas cosas
que se aprenden en el colegio, se ven en casa o en la calle y se lee o se ve en
la prensa escrita o en la televisión, están manipuladas y forman parte del
plan. Hay secretos muy importantes que nos conciernen a todos y que nadie sabe
porque eso acabaría con el mundo tal y como lo conocemos, hay teorías, conspiraciones,
ataques de unos países a otros, intercambios de información, intercambios de
armas, de personas, tráfico de todo tipo y hechos nada éticos que manchan de
sangre las manos de aquellos que consideramos líderes. La guerra no se combate
con más guerra, las diferencias no se solucionan con ataques en masa porque eso
sólo provoca muerte de gente inocente. El poder de nuestro mundo lo poseen unas
pocas personas, unas pocas potencias, y ellos son los que nos manejan a su antojo
mientras nosotros nos limitamos a intentar salvar la vida cada día porque la
verdad es que no tenemos ni voz ni voto, nadie nos pregunta si queremos o no
entrar en guerras, nadie nos pregunta si vender armas a otros países nos parece
correcto, nadie cuenta con nuestra opinión, y prefieren ocultarnos demasiada
información para poder tenernos controlados. Debemos ser críticos y recordar el
pasado, la mayoría de las veces podemos explicar el presente echando la vista
atrás y consultando la Historia, ya que ahí está la clave para mejorar y no
volver a tropezar en las mismas piedras. Debemos ser críticos e ir más allá,
debemos usar los medios de los que disponemos para contrastar la información y
no resignarnos a lo que dice la televisión, porque día a día nos tragamos
mentiras por ser demasiado confiados. Hay que recordar que lo único que no tiene límites y es irrefrenable es nuestra mente, nuestra capacidad de cuestionarnos
lo que sucede.
Se le pueden poner cadenas a un
hombre, se le puede encerrar entre rejas, se le puede matar de soledad y pena,
pero ese hombre siempre se mantendrá vivo en su mente, en la que gozará de la
libertad más pura y plena.
Con la mente libre by Laura Zerpa Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en http://sentiversos.blogspot.com/.
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